
La herejía cátara , aun siendo una doctrina gnóstica compuesta por unas bases filosóficas, pero con algunas diferencias tanto la del lado francés (Languedoc) como el catarismo en Lombardía o territorio norte y centro de Italia.
Hay que significar ante todo, en las diferentes acepciones según los historiadores tratantes de este tema sobre los cátaros. Albigenses , bogomilos , maniqueos (el menos nombrado) patarinos y valdeses , todos ellos con un credo común, el ser descendientes de la doctrina de Manes , su primer mentor oriental, o sea, diferentes ramas heréticas en común denominador por su ideología gnóstica, esto es: el principio del bien y del mal. Con ligeras diferencias entre todos ellos, pero al mismo tiempo rivales frente a la iglesia católica, la cual era tachada de dogmática, intransigente y desprovista de su fuerza evangelizadora, por haber caído en prácticas mundanas sin tener en cuenta la obligatoriedad espiritualidad correspondiente a su misión religiosa.
La diferencia aquí se trata esencialmente, en distinguir la evolución que tuvieron los cátaros , según las dos regiones principales de sus operaciones proselitistas, el Languedoc del sur de Francia y en Lombardía , al norte de Italia .
Languedoc sobresale en gran manera su dogmatismo, y aun habiéndose organizado por obispados no tuvieron la cohesión del norte de Italia , a pesar de tener muchos valedores y potenciales defensores, no solamente entre el pueblo llano sino entre la nobleza local.
Los cátaros meridionales franceses, al no inmiscuirse directamente en la vida civil o política, sus partidarios o seguidores, en muchas de las eventualidades de esta herejía se comportaron no siempre con la contundencia defensora hacia los cátaros , máxime cuando el papado se fue empleando a fondo en la erradicación de sus componentes, ayudados en un principio por las prédicas tanto de los dominicos como franciscanos, los cuales fueron en su inicio poco agraciados a todo esfuerzo evangelizador. Por tal motivo se fueron planteando más acciones contundentes sobre la región languedociana en la prosecución de la Iglesia católica en su esfuerzo para la eliminación cátara , imponiendo muy contumazmente la imposición de la Inquisición y la ayuda del rey francés en cuanto a combatir la herejía por medio de las armas, instaurando la cruzada, que tras 50 años de continuas guerras pudieron aniquilar el movimiento cátaro .
Existe por tanto una substancial diferencia referentemente a la posición cátara languedociana con el catarismo lombardo del norte y centro de Italia . Uno de los hechos principales en estos estados fue la rivalidad desde el siglo XI al XIV entre las facciones de “Güelfos y Gibelinos” los primeros tienen sus orígenes en el reino carolingio , concretamente del Sacro Imperio Germánico representados por la saga de los Welf (de ahí proviene el nombre de güelfos ) los cuales profesaban un cristianismo ortodoxo romano, consecuentemente a favor del papado y muy comprometidos espiritualmente. Los Gibelinos procedían de la casa Hohenstaufen de Suabia , los señores de Waiblingen , (derivación de nombre Gibelinos ) defendían el Imperio Germánico , dejando en segundo término la cuestión religiosa del catolicismo, quedando de esta manera enfrentados tanto a los papas como hacia a los Güelfos .
Estas dos grandes familias de un inmenso poder político, económico y guerrero, tuvieron mucho que ver con una menor implicación inquisitorial sobre los cátaros , además del oídos sordos que varios de los papas de la época, tuvieron que hacer, por aquello de no molestar a unos u otros. Entre varios de estos papas, se pueden citar los más representativos, Inocencio III (1198-1216) Honorio III (1216-1227) Gregorio IX (1227-1241) Alejandro IV (1254-1261) o el papa de Avinyó, Clemente V (1305-1314) .
Entre las ciudades italianas más importantes güelfas , se pueden citar, Florencia , Milán , Mantua , Génova , Pisa o Siena . De la facción gibelina había Módena , Orvieto . Con todo ello hubo sin embargo ciudades que según los güelfos o gibelinos estuvieran en un momento dado, dominando alternativamente la situación, podían pertenecer las ciudades italianas a un bando u otro, e incluso con parte de sus poblaciones inclinándose al mismo tiempo hacia los, güelfos o gibelinos , como Bérgamo , Ferrara , Florencia , Milán , Padua , Piecenza o Treviso , entre otras muchas más.
Aun la diversidad en los diferentes nombres heréticos, albigenses , bogomilos , maniqueos , valdeses (pobres de Lyón) o patarinos , todos ellos eran conocidos como cátaros , que en realidad poseían en común su religión gnóstica del bien y del mal, con pequeñas diferencias doctrinales entre sí, como ya se ha dicho. El porque de su mayor pervivencia en Italia , hemos de entenderla por la fluctuación de los poderes fácticos de las clases poderosas del país, inclinadas en favorecer o desfavorecer a sus pupilos cátaros. Teniendo en cuenta al mismo tiempo la posición adoptada por la Inquisición , que se vio forzada en actuar pragmáticamente según la balanza del poder, tanto civil como eclesiástico, inclinándose hacia unos u otros. Consecuentemente a ello, ni los interrogatorios ni las condenas (díganse quemas) fueron tan categóricas como sobre los cátaros del sur de Francia y donde tampoco hubo una cruzada militar anti herética, sobre todo tras la prematura muerte del papa Inocencio III .
Es por ello que en Italia la herejía cátara , subsistió durante más tiempo, ya bien entrado el siglo XIV, por lo tanto muchos de los cátaros del Languedoc huyendo de la quema (nunca mejor dicho) trasladándose a Lombardía , donde existía una cohesión más estable en el reparto de la herejía y sus obispos controlaban más positivamente a su gres.
Aun así el catarismo fue perdiendo fuerza ya que la iglesia católica, reforzó su misión evangelista, sus miembros, principalmente las órdenes mendicantes, dominicos y franciscanos, obtuvieron una mayor cultura y afán, en cuanto realzar el catolicismo como la fe auténtica y verdaderamente capaz de redimir a la humanidad junto con la salvación final.
Por lo tanto los poderes fácticos se fueron relajando en la defensión de los cátaros , estos iban tomando conciencia de su cada vez menos peso específico de sus prédicas, igualmente a causa de las persecuciones, que nunca cesaron, los “ Buenos Hombres ” tenían más dificultad en aplicar el “ Consolamiento ” y los fieles se fueron diluyendo. Toda esta serie de dificultades hizo que el catarismo fuera desapareciendo, hasta que ya no constituyó una amenaza para la iglesia de Roma , que aun subsistiendo hasta la actualidad focos muy aislados, dejaron de ser una preocupación, más aun con el advenimiento de la reforma luterana y el Renacimiento , en un mundo cambiante donde la Edad Media quedó como un recuerdo, bueno o malo, según la opinión de los diferentes historiadores.
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