
Surgen en todo el Languedoc, una denominación específica de personajes de la clase noble caballeresca, llamada “Faidits” designación procedente del catalán, cuando dichos caballeros se inclinan en favorecer y ayudar a los perseguidos heréticos cátaros, propiciando en consecuencia la pérdida de sus propiedades rurales y castillos al ser confiscados dichos dominios por los cruzados.
Estos “faidits” por tales razones se colocan al margen de la ley, pero aun así siguieron actuando contra las fuerzas de los ejércitos cruzados, no prestando ningún tipo de colaboración en la persecución de la herejía , por el contrario, hostigan a los ejércitos reales por medio de emboscadas convirtiéndose así en forajidos.
Tan solo con el arrepentimiento de los “faidits” e implorando el perdón públicamente, podían volver a su antiguo estatus, y recuperar todo aquello que les fuera decomisado, ya que las penas recaídas sobre ellos no tenían un efecto irreversible, siempre y cuando volvieran al mandato que la Iglesia les imponía a fin de serles perdonados sus desviamientos, ya que la única forma que los “faidits” tenían en zafarse del castigo subsiguiente consistía, en el exilio a otras tierras o bien implorar el perdón del Papa, e incluso ofrecerse en perseguir a los cátaros o incluso formar parte de alguna expedición a Tierra Santa para luchar contra los sarracenos.
Existe una larga lista de estos “faidits” que tomaron en un principio la determinación de favorecer a los cátaros, tan solo aquí se dan a conocer los más famosos de estos personajes, como el defensor del castillo de Montségur Pierre-Roger de Mirepoix (1194-1284) o bien Ramón IV de Tolosa (1041-1105) y su hijo Ramón VII (1196-1249) así mismo obtuvieron el perdón a su rebeldía Gerard-Oto de Niort u Oliver Termes, los cuales aceptaron actuar en contra de las herejía cátara aviniéndose ademas a participar en las cruzadas de Tierra Santa.
El rey de Francia Luis VII (1120-1180) se impuso el reto personal en doblegar al Languedoc del espinoso asunto de la herejía cátara en una serie de expediciones militares contra esta región francesa, a contracorriente de su ejército que no veía con buenos ojos tales actos reales, al no estar motivados en ellos, llegando incluso el rey a tomar serias medidas en contra de los nobles como de algunos eclesiásticos poco proclives en sus afanes de conquista sureña.
Es en esta parte del drama entre el quizás más famoso “faidits” de esta historia de la conquista de Francia hacia la insistente apropiación de la rica zona independiente autónoma francesa anhelada por el jacobinismo galo, al entrar en liza uno de los más famosos “faidits” Bernart-Ort de Laurac o de Niort, el cual aun habiendo sido educado por su abuela perfecta Blanch de Laurac y a pesar de haber sido asesinados su tío Aimary y su tía Gueralda en Lavaur, se avino en renunciar a su rebeldía pro cátara, aprestándose a una sumisión reflejada en una carta dirigida al rey de Francia Luis VII, con estas hipócritas palabras: ”Ansiamos ponernos bajo la sombra de vuestras alas y bajo vuestro prudente dominio”, entre otros actos de sumisión acompañada tal declaración bajo los beneplácitos tan importantes como los de Pons de Teran, Peire Raimon de Cornelhan o Guilhen Merchin, todo ello en un contexto difícil de entender, si tenemos en cuenta la aversión del rey de Francia hacia el Languedoc y la fama que cultivó como personaje cruel y sanguinario de todos conocida. Ante tales antecedentes regios, la manifestación de lealtad no se hizo esperar a fin de mitigar la ya castigada y perseguida herejía cátara recuperando consecuentemente los privilegios inherentes a sus posiciones sociales.
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