
Ya con la predisposición política y religiosa, antes del arraigo de la herejía catara, se daban en Francia unas características diferenciales en cuanto observamos, el norte del país con respecto al Midí y a la región del Languedoc .
Un norte menos culturizado y políticamente inmerso en un régimen fuertemente feudalizado, donde el campesinado se veía sujeto al señor por lazos feudatarios en una sociedad dependiente totalmente, ya sea en cuanto a la subsistencia diaria, como la necesidad de acogerse a la protección del señor o bien servir como combatiente ante las continuas guerras banderizas, en contrapartida según tenían estipulado.
La Iglesia jugaba un papel fundamental, al constituir una fuerza omnipresente en todos los ámbitos de la vida, tanto en las instituciones políticas como en el vivir diario de sus gentes, dominando la iglesia a todos ellos por medio de sus dogmas, sin permitir cualquier desviación en este sentido, ejerciendo por ello una férrea disciplina.
En cambio la parte sur de Francia , más culturizada y liberal donde el feudalismo era casi inexistente, se fue creando la burguesía de las ciudades, en donde sus habitantes no dependían tanto de la tierra, organizándose los burgueses en gremios según los distintos oficios a que se dedicaban, para mejor defender sus intereses. Referente a los campesinos trabajando por su cuenta o sujetos a su señor, contaban con la protección de estos, teniendo sus tierras cerca del castillo, a fin de refugiarse en caso de peligro exterior, o bien acudiendo a los mercados a vender sus productos del campo.
Aquí entran en juego la proliferación de las herejías, en especial la de los cataros , puesto que los imperativos dogmáticos de la iglesia católica , chocaban frontalmente, con cada uno de tales dogmas importantes, que la intolerancia religiosa imponía bajo severas penas tanto físicas como psicológicas, inculcando el miedo atroz a perder su alma y bajar a los infiernos, de no seguir sus dictados.
Por otra parte, la herejía catara , aun sus propias contradicciones pretendía buscar la perfección moral por medio de la tolerancia, el amor al prójimo y la búsqueda de las raíces primitivas del cristianismo, más aun por cuanto la jerarquía eclesiástica católica padecía una desviación hacia lo ostentoso y mundano del poder político y económico, con la relajación moral de su vida, dejando muy de lado cualquier virtud propia de las enseñanzas del Nuevo Testamento .
Los cataros en un principio tuvieron buena acogida, tanto por parte de la nobleza, como de las gentes en general, por cuanto los católicos de momento no vieron un peligro especial en su propagación, pensando en la poca fuerza inicial de sus prédicas, hasta que los cataros interesaron tanto al pueblo en general como a los señores, dicha postura de los poderosos era realmente la oposición a los intereses territoriales del rey de Francia .
El Languedoc fue una región de amplia autonomía, con poca influencia del poder central de París , siendo muy cómoda la proliferación de la doctrina catara , más aun cuando existía una gran cantidad de fieles los cuales no aceptaban las dogmáticas imposiciones del cristianismo, que ya por tradición o temor a perder su influencia se iban anclando en el todo sin ninguna clase de dilación, porque fuera de su influencia no existía nada más que la condenación eterna; en cambio la religión catara busca la solución a los problemas morales por la simplicidad de una vida modélica de acorde con la propia conciencia y aplicando la tolerancia como lema principal del catarismo , en contraposición a lo estricto del catolicismo.
Por otra parte el Languedoc estaba bajo la dominación política del reino de Aragón y las posesiones de los territorios tolosanos , contrarrestando al poder central, que a su vez se encontraba enfrascado en las luchas contra Inglaterra, la cual aspiraba en posesionarse del territorio galo, por lo que en cierta manera tanto el Languedoc como la religión catara pudo en un principio beneficiarse de tales circunstancias.