
El castillo de Saissac, tiene la particularidad de estar separado del pueblo, y construido sobre un gran barranco por donde pasa el río Vernassone, y cerca del río Aiguebelle. El castillo de Saissac tiene esta particularidad por razón de su mejor defensa de los cátaros frente al enemigo, al ser lugar forzoso por donde necesitaban pasar las tropas enemigas, si querían asaltar el castillo de Saissac.
El , a pesar de su ruina, resulta una impresionante mole defensiva, con sus torres redondas, siendo un enclave muy importante para los cátaros.
De camino hacia el castillo de Saissac, nos encontramos con la iglesia de San Miquel que vale la pena visitar, con su claustro del siglo XIV, del que aun subsiste una galería.
A 8 kilómetros del castillo de Saissac, el visitante puede admirar, la Abadía de Santa María de Villelongue, del siglo XII, con su presbiterio llano, según la costumbre constructora de los cistercienses. La Sala Capitular de la Abadía del siglo XII, conservando aun las magníficas bóvedas ojivales, así como la sacristía con bóvedas de medio punto. Se mantiene aun un muro románico junto al castillo de Saissac, perteneciente a la Abadía.
Tras poder admirar las construcciones medievales junto al castillo de Saissac, nos toca ahora un buen descanso por la ruta de los cátaros, que podemos encontrar en hoteles como por ejemplo en Villemagne a 7 kilómetros del castillo de Saissac, provisto de una buena biblioteca, con volúmenes sobre temas cátaros, y por supuesto una excelente cocina, en la que se pueden degustar las exquisiteces de la cocina de los cátaros y sus no menos preciados vinos del Languedoc. Cerca del castillo de Saissac, en cuanto a hoteles, los encontraremos a buen precio en Ravel, Mazamet y un poco más lejos Castres, con un amplio surtido de buenos manjares, siempre respetando la ruta de los cátaros.
Artículos relacionados