
Diversos autores se han ocupado de la importancia de las mujeres cátaras, que jugaron un importante papel en el movimiento cátaro de la Edad Media.
Ermesenda de Castellbó fue una de esas mujeres que asumió con toda lealtad el papel de “Buena Dama” como se autodenominaron los componentes de esta herejía.
Una de estas autoras sobre el tema es, Catalina Isabel Diaz Pino, aportando su trabajo con el título “Buenas Damas” de final de grado de la Universidad de Barcelona, Departamento de Paleografía y Diplomática. Curso 2013-2014. Otra de las tratadistas sobre el catarismo fue: Teresa Costa-Gramunt (escritora y diseñadoras de ex-libris)
Ermesenda era hija de Arnau de Castellbó, cátaro que al morir, tuvo como único heredero a su hija Ermesenda, heredando el vizcondado de Castellbó, así como San Juan Fumat y Cabó, a más de varios feudos del Obispado de Urgell de Cataluña.
Elisenda Albertí i Casas (Escritora y política barcelonina) otra autora sobre estos temas describe en su obra “Catalanes Medievales” 24 historias sobre las mujeres cátaras, a las que describe como mujeres de gran instrucción, las cuales se reunían a fin de predicar el catarismo, y crear talleres, donde realizaban trabajos manuales, preparación de ropa, tejiendo prendas para los más pobres y toda clase de ayudas hacia los más necesitados.
Ermesenda de Castellbó se casa en el año 1208 con Roger Bernat II de Foix del que hereda de este al morir el vizcondado de los Valles de Andorra. En una época en que se trasladan a Cataluña los cátaros huidos del Languedoc, por las persecuciones de los cruzados y la Inquisición.
En la boda de Ermesenda con Roger Bernat II, Ramón Roger conde de Foix, le hace donaciones de diversas partes del condado de Foix y 2.000 morabetinos (moneda de oro portuguesa) como dote.
Participa Ermesenda en las guerras contra Simón de Montfort, acogiendo a la diáspora cátara tras la Batalla de Muret
Ermesenda de Castellbó, se convierte al catarismo siguiendo los pasos de su padre Arnau, aunque este al final de su vida se reconcilia con el estamento católico. Participa Ermesenda en las guerras contra Simón de Montfort, acogiendo a la diáspora cátara tras la Batalla de Muret, que tras los desastres en la cruzada contra los cátaros, tanto los castillos como los pueblos son protegidos por los nobles aunque estos no fueran discípulos del catarismo, pero si empatizaban con ellos.
Otro autor sobre los cátaros, fue Francisco F. Maestre en el año 1956, dando a conocer tres mujeres cohetaneas de Ermesenda, Esclaramonda de Foix, la Loba de Pennautier y Beatriz de Plannisoles, todas ellas con el mismo fin de ayuda hacia el prójimo, fundando diversas casas cátaras.
Ermesenda de Castellbó antes de morir en el año 1237, recibe el “Consolament” convirtiéndose en perfecta cátara. Tras lo cual unos años más tarde acontece un pasaje inquietante y terrorífico, por parte de la Inquisición, un tanto frecuente, protagonizado por le Inquisidor General de Cataluña, llamado Pere de la Cadireta, el cual ordena desenterrar los cuerpos de Ermesenda y su padre Arnau, depositándolos sobre una pira y quemándolos hasta convertirlos en cenizas, que son dispersadas por el viento; Los habitante de Foix indignados, perdiguen al inquisidor, y cuenta la leyenda que lo hacen sentar en una sillita (de ahí el nombre de cadireta) lo atan a la misma, apedreándole hasta acabar con su vida.
En 1513 el Castillo de Castellbó es destruido por orden de Fernando el Católico.
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